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jueves, 11 de noviembre de 2010

Señoritos.

Este verano en la playa, en mi merecido retiro, que forma parte de mi extraña personalidad, por una parte, siempre rodeada de gente, dejándome querer, y por otra necesito retirarme, para pensar, para mirarme, para conocerme, no quiero abandonar la tierra con zapatos, pero tampoco quiero hacerlo habiéndome perdido a mí misma, algunos me dicen que hay que ser valiente para quedarte contigo misma, yo no soy valiente, yo quiero conocerme, para no sorprenderme…sin más…..

Bueno pues, en ese exquisito retiro, una tarde en la playa, donde intentaba pasar desapercibida, viví un instante de esos, que sabes que quedan en el recuerdo por el aprendizaje que te aportan…y les debo unas pequeñas letras…

Me acerqué al chiringuito, necesitaba una coca cola que me subiera la tensión, allí nos encontramos como si hubiéramos quedado un grupo heterogéneo, el dueño del chiringuito, entrañable y cercano, bastante sensato, el anciano con su gorra de capitán, con una sabiduría que sólo otorgar el sentido común, tres mujeres, chismosas que apostillaban cualquier opinión, el típico señorito madrileño que busca el descanso que ofrecen las playas murcianas, el artista que va de importante mientras trata de pasar desapercibido, y el murciano en pro, el gracioso del grupo, y para mí el más sensato. Hablaban de una fiesta a la que me invitaron y con habilidad rechacé, y hablaban de los Señoritos que poseen las casas a orillas de la playa, que prolongan una antigua forma de organizar la sociedad y que todavía añoran, como añoran los nuevo ricos que tratan de copiar aquello que creen que otorga la felicidad. El dueño del chiringuito hablaba de que le habían llamado la atención….por barrer…..seguro, que la cuenta bancaria del dueño del chiringuito estaba más saneada que la del supuesto señorito, Y de pronto uno socarrón soltó.-Si, son señoritos de PAN DURO, cómo en mi pueblo….y empezaron a parlotear, todos conocían de pronto a señoritos de Pan duro…el gorgorio llamaba mi atención, pero era una frase hecha, el señorito de Pan duro. Pero de pronto el Capitán, dijo…No….Son señoritos hechos a prisa, ese es el problema…Todos nos miramos y callamos, hasta las chicharreras….Se han hecho tan rápido que tratan de copiar a aquellos que de verdad fueron importantes por su trabajo o su astucia y son estúpidas estampas de un MUNDO YA CADUCO, el de los privilegios….Un señorito de verdad, no llama la atención….un señorito de verdad se conoce tanto a sí mismo, están tan en su Universo, que no pierde el tiempo en minucias…Son señoritos HECHOS A PRISA….matizó…..
Me puse a pensar, era cierto, es la diferencia entre aprovechar la oportunidad o crear la oportunidad, es la diferencia entre el trabajo y la sensatez, o la suerte. A todos nos gusta triunfar, todos añoramos tener éxito, y el dinero para todos es importante, por supuesto, que dentro de esas ideas, existe una parte que piensa que la igualdad es necesaria, y otros que luchar por el egoísmo de la desigualdad. Miré al grupo disfrutamos del pequeño encuentro de personas que jamás volveremos a coincidir, el artista, me miró y trató de obviar la conversación que había coreado para llamar mi atención, intuyendo una posible aventura, que aborté, el capitán cogió su bicicleta, su sabiduría y se marchó íntegro, el Murciano en pro…se marcho a su fiesta, no sin ratificarme que estaba invitada y yo declinar la invitación tratando de parecer muy ocupada, las chismosas, me miraron con fugaz dulzura mientras proseguían en su insigne ignorancia, el dueño del chiringuito, me miró gustándole mi presencia. Y yo, tras beber mi coca-cola, me marché con el mediocre libro que leía, mientras esperaba a mi amiga Marisol, no sin pensar, que da igual, Señoritos de Pan duro o hechos a prisa, al final, todos queremos figurar, sobresalir, tener éxito en nuestro fugaz paso por la tierra, el modo de administrar nuestro éxito es que marcará el recuerdo que de nosotros tengan, y las ETIQUETAS, que en un chiringuito personas anónimas nos pongan….por pasar el rato….

Fue un placer….presenciar ese instante.
Esther.

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