¿Recuerdas a Doña Manolita hija?
Pues claro, la anciana que visitabas en el hospital.
Pues hoy me acordé de ella, una historia trajo a mi mente la suya.
Dispara mamá, la noche promete.
Cuando estaba a su lado, días antes de morir, se incorporó…y me dijo chispeante que había olvidado darme un último consejo. Yo diplomática le dije, ¿Cuál?, relájese.
Cuando yo esté lejos, cuando no te pueda escuchar, y cuando un hombre te haga daño, te ponga los cuernos, no llores, yo no estaré para consolarte, pero tú no llores todos lo hacen…
¿Todos dije incrédula?.
Si hija, quiero que cuando te suceda tengas claro que no has hecho nada malo, da igual que seas alta o baja, delgada o gorda, rubia o morena, lista o inociente, eso siempre sucede, y tú no lo puedes cambiar, nada de lo que hagas lo provoca, tú nunca tendrás la culpa, y en ese momento en el que el corazón se te desgarre por el dolor, cuando las lágrimas recorran tus mejillas y tu corazón agonice, sólo tienes que tener una idea en la cabeza, TÚ ERES LA MEJOR, no hay nadie como tú….
Mi corazón se compulgió, y mis ojos se humedecieron…..
¿Lo recordarás siempre?, prométemelo Esther, yo no estaré, añadió, pero prométemelo, que nunca olvidaras lo que acabo de decirte, tú eres la mejor, te repetirás mientras las lágrimas recorran tus mejillas.
¿Y por qué te has acordado de eso mamá, estás viviendo uno de tus mejores momentos en tu vida, y no tiene nada que ver….?.
Por lo que añadió…
¿Te pusieron los cuernos, le pregunté incrédula?, aquella mujer era la más fuerte y valiente que jamás conocí, paraba un tren en funcionamiento, su marido la temía con oirla toser a la vez que la amaba más que a él mismo, su marido sin ella no era nada, él era ella, la adoraba..
Si hija, con la vecina, observé que ambos habían perdido el apetito de “dormir la siesta”, y me extrañó…fingí inocencia, y a la hora de la siesta dejé a mis hijas al cuidado de mi madre…y ZAS…enrrollándose, besuqueándose como decis ahora…
¿Y qué hiciste?.
Le dí un guantazo a mi marido, y a ella la insulté. La seguí hasta casa y le dije públicamente delante de su suegro que era una RAMERA, y que mi marido era mío, ella ya tenía el suyo y sino le gustaba no era mi problema…
Yo estaba incrédula…
Imagino Mamá….
¿Y después?...Mi marido volvió esa noche, y yo siempre fui su esposa, aunque es cierto que jamás olvidé aquel desgarro en mi corazón aquella falta de respeto y aquella traición que me rompió en dos.
Pero si eras perfecta, la mujer más guapa, más elegante y mas rica del pueblo, además de agradable….
Yo no tenía la culpa hija, es lo que quiero que nunca olvides. De hecho a estas alturas pienso que nadie la tiene, sólo quiero que no llores ni sufrás jamás…
Pero añadió algo..
¿No te divorciaste de él?, le inquirí…
Qué bobadas decis las mujeres de hoy en día, ¿cómo me iba a divorciar?. Él trabajaba para mí…
Tú haz lo que quieras cuando te suceda, decidas lo que decidas estará bien.
Yo no podría…no podría continuar después de haber presenciado esa escena, se que no podría, mi corazón roto no se recompondría…
Hagas lo que hagas estará bien Esther, siempre que no te sientas culpable o infravalorada..
Pero no es esta la parte de la historia quehe recordado hoy, sino que he recordado la parte que me impactó….”Trabaja para mí…”…
Esa frase dio vueltas y vueltas en mi cabeza.
Cuando las relaciones se establecen en desigualdad, cuando una de las partes acepta que trabaja para su pareja, que son por lo que uno de ellos recibe del otro…es un empleado, como me decía Doña Manolita…aunque él trabajara de sol a sol, el potencial siempre fue de ella.
Esa parte me puso más triste que la otra.
Y de la amante qué fue mamá?.
Abandonó el pueblo…vendió todo y desapareció, su marido no soportó la vergüenza.
Pero recuerdo que quedé helada en aquella cama, no había opción, no la hay cuando aceptas No ser tú, no conocerte, evaporarte…, abandonas tu familia, tus amigos…te evaporas…en el poder del otro, pasas a ser un empleado, con salario, pagas extras y vacaciones camufladas…
¿Pero era lo que él quería?.
NO lo se, yo les conocí y se que él la amaba más que a su vida, pero no se donde estaba su vida…
Por eso siempre ratificas tu idependencia
Sí, él a veces se sintió atrapado y no pudo traspasar la puerta, no podía abandonar su trabajo, que se convirtió en su familia, a veces se le veía triste y melancólico, había olvidado sus propios sueños porque no se molestó en conocerlos…o siempre los vivió, ya nunca lo sabremos, ni él supo qué deseó si deseó algo, si deseó a esa mujer, o lo que ella le aportaba, el poderío y trabajo que le acompañaba.
Por eso nunca te gustaron los ricos…
Ja ja ja…nunca me gustó que nadie llegara a pensar que trabajo para él, pero el dinero y las personas ricas me encantan tanto como las que no lo tienen. Lo que ocurre es que desde niña, pienso que la mejor manera de vivir y ser feliz es consiguiéndolo todo por mi misma, para no temer perderlo…me siento más segura, más yo, y sigo con mis sueños, con mi manera de ver la vida, con mi sonrisa, porque al día siguiente puedo seguir siendo Yo. Y cuando eso acabe, sólo quiero que la vida encoja y desaparezca sin más. Es lo más fácil.
Trabaja para mí…
Hasta mañana hija mía.
Hasta mañana mamá…
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