De pronto ví, que la niñez se había desprendido de nuestras almas. Somos adultas mi niña, con problemas de adultas, no necesitamos una guerra para crecer, sólo crecimos.
Me fui de matanza Mahoya a casa de mi TATA, la única mujer viva de aquel maravilloso triángulo que encabezaron mi madre, mi abuela y mi Tata…
- Ya estás con lo mismo mamá….
Si, soy pesaita hija. Sigo, me lo he pasado muy bien, hemos matado el cerdo, morcillas, longaniza, tocino, hemos comido, cenado, bebido, fumado, reído, hemos hecho tantas cosas, han venido Margarita y Paco de Barinas, nos unen tantos lazos….
Pues bien, mientras estábamos en Mahoya, esperando que cocieran….hicieran....María, y yo nos hemos sentado al lado de la chimenea, ambas conocemos bien la historia de nuestra familia, que comenzó por 1900 a unirse, sin saber ellos que al menos un siglo duraría esa unión, que el 2010, dos muchachitas, sin hijos, sin marido y sin complicaciones, se sentarían a chismorrear, unidas por lazos que comenzaron al menos un siglo atrás.
Su bisabuela Josefa se había quedado huérfana de madre y vivía en el Roal de Arriba, al lado de mi bisabuela Rita, que siempre ejerció de MATRONA del pueblo, y de madre de todo aquel que necesitara un poquito de cariño o cuidado. La tía Josefa como la recuerdo, era una hermosa joven a la que un día asedió EL GAVILAN, un apuesto abanillero, cuya fama ponía los pelos de punta a mi bisabuela. Cuando puso sus ojos en la pequeña Josefa, mi bisabuela le dejó bien claro que si la dañaba le iba la vida, que ella la había cuidado, y por ella respondía, el Gavilán cansado de andanzas sin fin, de noches de desenfreno que empezaban a conducir a la soledad y la desazón, defendió su amor por aquella inocente y bella chiquita, juró que la quería y con ella se casó. Fue una bonita historia de amor, de la que yo viví la última parte. Yo conocí a Josefa, ya anciana y entrañable, enamorada de su marido, y habiendo vivido una vida muy bella tal y como me narraban sus chispeantes ojos. La recuerdo dándome consejos, y matizándome que “yo al igual que ella no tenía madre”, y tendría que saborear el amargo trago de que de mí y sólo de mí dependía mi felicidad, porque había perdido el mayor hombro en el que una muchacha puede llorar, pero bueno a lo que iba que me voy por las ramas…..pasa el tiempo, y el feliz matrimonio ve estallar la guerra civil, él calculador y amante de su familia, ya que en los hijos, y sólo en ellos alcanzamos la eternidad, ésta no nos llega con la muerte, la muerte muerte es, sólo los hijos nos ofrecen la inmortalidad porque la genética continua sin cesar. Pues bien, el gavilán, prevé que al llamarle al frente sus hijos y mujer podían morir por inhalación, por hambre vamos….y se le ocurre que si a uno de sus hijos….alguien le cuida…tal vez su dos hijos vivan, ya que JOSEFA, puede conseguir alimentos al menos para uno.
Con esa idea, viene a casa de mis bisabuelos, visita el caserón, y le pide con la mayor confianza del mundo, que se quede con su hijo, o ambos morirán, mi bisabuelo por supuesto acepta. Jamás sabremos si de no decidir eso el Gavilán…uno de sus hijos hubiera muerto, jamás, pero lo que si que se, es que desde entonces, con ese acto, al aceptar mi bisabuelo, sin conocerme me entregó para siempre a una familia, al aceptar alimentar a aquel chiquillo, ayudó al Gavilán tanto como terminó ayudándose a si mismo, porque ellos ahora me quieren como él quiso a aquel chiquillo.
Hoy cuando me senté con María, que tiene 22 añicos, 22 añicos, bisnieta del Gavilán y de Josefa, y yo bisnieta de Rita y Juan, juntas, tras hablar de chicos, de la morralla, existente (ninguna de las dos tenemos pareja), de lo graciosos que son los hombres…. de lo que nos gustan, de tantas cosas, cómplices, hemos comenzado a hablar de la realidad, de las personas a las que amamos y les han hecho daño, hablamos de los seres, de nuestra sangre a los que queremos más que a nosotras mismas, y que no soportamos que sufran, hablamos y hablamos, no pudiendo ser ninguna de nosotras RITA imponiendo su moral, ni el GAVILAN arrojando su manta de GALAN. No podemos hacer que los que nos rodean no sufran, ni podemos hacer que nadie nos haga daño a nosotras o nosotras dejar de hacerlo, porque ni eso se puede controlar.
Pero de pronto, mirando a los troncos, testigos mudos de nuestro pesar, y de nuestra alegría, me he dado cuenta de que HEMOS CRECIDO, sin guerra, sin GALAN, pero hemos crecido, ambas éramos adultas que habíamos comprobado que la VIDA, es un camino que a menudo nos hace llorar, que hemos crecido, somos adultas, de pronto ví, que la niñez se había desprendido de nuestras almas. Somos adultas mi niña, con problemas de adultas, no necesitamos una guerra para crecer, sólo crecimos. que los que nos rodean; no cuentan con RITA NI CON EL GAVILAN, para que nadie les haga daño, pero si que cuentan con nosotras, DOS MUCHACHAS DE ARMAS TOMAR.
Somos lo que somos, por los que pisaron ésta tierra antes de yo llegar, y por los que quizá la pisaran.
María hemos crecido, somos adultas, con problemas de adultas. Pero yo te quiero a ti, a tus padres y hermanos. Y ESO NUNCA lo he podido olvidar. Porque un día RITA SE PLANTÓ DELANTE DEL GAVILAN, que enamorado, con JOSEFA SE QUERÍA CASAR….y le dijo…chico con ella SOLO SIENDO BUENO te podrás QUEDAR….y él enamorado le confesó QUE LA QUERÍA DE VERDAD y con ella SE QUERÍA CASAR.
María, algún día llegará nuestro galán…y mientras mi pequeña…pues eso…jajajja.
Te quiero pequeña. Y te lo dedico. Va por ellos, por los que con su ejemplo de amor y supervivencia hacen que nos agarremos con fuerza a éste pedazo de vida que nos ha tocado vivir.
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