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viernes, 17 de diciembre de 2010

La frivolidad.***

La frivolidad es la tirita que nos ponemos ante el dolor que suponemos por parte de los demás…

Hoy he comido con mi amiga Ana B.K, la legendaria, la de siempre, nos conocimos en el año 2.000, ambas pensábamos comernos el mundo, llenas de ilusión, ella era chispeante, cercana, sensata y muy buena, en su presencia siempre me sentí bien, porque sabía que carecía de hipocresía, al revés, a veces, es demasiado sincera. El diálogo ha sido perfecto, ensayado desde el fondo de nuestras almas.

Sabíamos que nos teníamos que poner al día, contarnos lo que durante años, días, segundos nos había pasado, pero nunca siento la lejanía de los días que no la veo, para mí ella siempre está cerca, no importa el tiempo que pase sin que quedemos para un café o una comida, ambas sabíamos como la otra reaccionaría ante ciertas noticias. Yo iba poco a poco contándole, midiendo mis palabras para que digiriera despacio los sucesos de éstos años, ella a su vez, me iba metiendo las noticias, como hacemos cada día el Facebook, ilustradas con notas de humor. Yo media mis palabras, sabiendo las emociones que en ella despertaría, y ella benévola hacía lo mismo….

Conforme avanzaba el reloj, fui recordando como ante esa mujer desde el principio me mostré desnuda, no le ocultaba ningún dolor de mi alma, no tenía tapujos, porque nuestras vidas eran tan similares, que a penas era necesario adornar los relatos con detalles, ambas sabíamos de la lucha de la otra por la supervivencia, por salir adelante, por la responsabilidad de tenernos sólo a nosotras mismas, entre otras cosas porque había sido nuestra decisión, cuando decidimos no comulgar con las ideas de los egoístas.

Hablamos de los hermanos, nuestro tema preferido, ya que les queremos y protegemos, de cómo ellos siempre son más nobles e ingenuos que nosotras, luego la familia, su madre, su gran madre, el culto a mi Santa y a mi abuelo, Macis, mi casa, en la que estuvo…la comida continuaba, nos quedaba un Tema, que ambas dejábamos para el final, El Amor, esperé paciente a que fuera ella quien preguntara primero, quería ver su reacción, como en todo lo que habíamos hablado…Y de amores?, la miré fijamente a los ojos, y le dije, Como siempre…, no puede ser Esther, son siempre iguales, me dijo…

No Ana, no son siempre iguales, ni siquiera son, nosotras somos siempre iguales, no ellos, ellos son distintos, cada uno es distinto, pero nunca somos distintas nosotras, porque nosotras conocemos el final de la historia, y la ocasionamos, ese es el problema Ana, nuestro mundo comenzó al revés, supimos desde el principio el final de las historias, supimos lo que se siente cuando el mundo se hunde una y otra vez, supimos el lugar donde mueren las emociones, y pasamos la vida con la tirita puesta aún cuando nadie nos hace daño, aún cuando un hombre nos quiere Amar con toda su capacidad, nosotras vamos con la tirita puesta por la herida que aún no nos ha abierto. Es cierto, Ana, que muchos nos hieren, pero nosotras ya hemos visto la capacidad que tienen para herirnos, y hemos abortado la situación, tú te rebotas y lo explicas, yo callo respetando la libertad de cada uno, pero no transijo dando la oportunidad al entendimiento. Ambas conocimos el final sin que nos mostraran el principio, por eso, no sabemos fabricar el principio y siempre nos vemos en el final de una historia que no tuvo principio….

Upfff qué lío mamá?
Ya hija.
Y porque no os dejáis llevar sin más?.

Porque sabemos que no nos comprenderán, que nos van a herir, y preferimos la frivolidad, el caparazón, antes de pasar el trago de dejar que nos dañen.

Soy consciente de que no arriesgué, no pienses que no conozco mi culpa, y con ella voy a vivir, soy consciente de que no puedo mirarte a los ojos y reprocharte nada, porque me cerrarías la boca, pero soy consciente de que tus cartas eran primarias, te mueves por estímulos tan primarios que ni siquiera te asomas a mi ventana, por eso no ves mi alma, no ves mi deseos, no ves todo lo que te puedo dar, porque aún estás en la primera fase, en las necesidades primarias donde todavía no existe el estado de “sentirse bien”, no te reprocharé nada, porque soy consciente de que no te has enterado de nada, y de nada te enterarás, hasta el día que consigas dejar que tus emociones salgan a la superficie de tu alma, hasta que te escuches, escuches lo que tu propia alma te pide.

¿Tú la escuchaste mamá?.
Si, la escuché.

Entonces se acabó ver el mundo desde el final de las historias, ya sabes cómo hacer que tengan un buen principio, desarrollo y que nunca acaben.

Ya…
Ya…?.

Si, pero sigo temiendo el maldito dolor que me pueden causar, temo tanto al dolor, como lo teme mi amiga Ana B. K, temo tanto el dolor, como necesito la autorrealización en la parcela del amor…

Qué lío mamá…
Ya, pero es el mundo de las emociones, hija.
Y cómo van los alfileres mamá?
Se clavan en el alma y duelen.

Pero que pensabas hija, que abandonarías el mundo sin sentir los alfileres, lo celos desgarran, dijo la abuela desde ese lugar sin nombre.

Si Santa, yo pensaba que aplicando la razón nunca llegaría a sentir celos…
Ja.ja.ja. rió la abuela con su eterna risa tan sonora como mágica. Te lo dije, añadió, a ti también te alcanzarían, siempre nos alcanzan.

Ninguna mujer con capacidad de amar, y tú la tienes, abandona el mundo sin que le rompan el alma, sin sentir el dolor de una desilusión, del amor que esperaba atrapar. Es ley de vida. Recuerda lo que te dije, hija, tú eres la mejor, pero a ti también te romperán el alma, porque estás viva y tienes emociones. Y en ese momento sólo debes recordar que eres la mejor, que da igual lo que hubieras hecho, eso siempre sucede, es ley de vida. Y continuar con la decisión que tomes.

Es extraño, he pasado la vida razonando, y sin embargo eres consciente mientras razonas que lo único que deseas es SENTIR, y esa necesidad de sentir te atrapará durante toda la vida.

Cuando veo las fotos de cada una de mis antepasadas, veo como todas ellas deseaban, Sentir y que las Amaran, eran pura emoción. Cuando veo una foto mía, ahora, en este momento, mi rostro refleja lo mismo.

El problema mi eterna cobardía que no enfrenta tu lado mezquino, porque quiere respetar la libertad de tus decisiones, para qué estás sean libres.

Ya, pero entonces mamá, nunca conocerá tus deseos, porque los revistes de frivolidad.
Ya…La frivolidad es mi tirita, hija mía.
La frivolidad es la tirita que nos ponemos ante el dolor que suponemos por parte de los demás…

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