INSENSATEZ.
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Hoy he estado pensando.
¿Qué novedad mamá tú pensando?.
Estas pesadita, mira que te doy de baja, y me busco a otra conciencia.
Ambas rieron, conocían el valor de reír con la propia conciencia, es una necesidad, el momento en el que ríes con tus propios pensamientos, te ríes de ti misma, sin saber bien el motivo de la risa, de la sonrisa, es la paz interior, la seguridad que nos impulsa a levantarnos al siguiente día, a dormir placenteramente.
He pensado en las personas que tienen Necesidad de herir, y los motivos que provocan esa necesidad, pasan el día lanzando chinas, es su modo de convivir, de crear su realidad, y después se molestan cuando alguien se lo hace, se sienten heridos, sin entender que es la forma que ellos proyectan.
Conozco a dos personas, bueno realmente a tres, pero la tercera afortunadamente forma parte de uno de los cajones que cierras para siempre afortunadamente, y sus chinas que acabaron siendo piedras, quedaron bajo llave, y la llave desapareció, para que nunca más, afortunadamente, pueda molestarme. De esas personas que la convivencia la convierten en un doloroso trago. Digo afortunadamente porque el problema comienza cuando las chinas se convierten en piedras, en ese momento la realidad se convierte en lo que siembran, un camino pedregoso, y es realmente duro. Pero afortunadamente matizo es pasado.
Pero últimamente medito sobre las personas que tienen necesidad de herir, brujas las llaman si son mujeres, e insoportables si son hombres. Me pregunto si es maldad, y si la maldad existe o es producto de nuestros interminables juicios, la maldad no creo que exista, en los dos casos que observo, ambos amigos, que nadie de mi familia se de por aludido, Dios me libre, la familia es la familia, y no ocupa éstas páginas; más que mi Santa, porque se que estaría encantada, mi abuelo que me admiraba y quería, y mi madre que estaría orgullosa de mí, y por supuesto mi hermano Antonio, compañero del camino, y que suscribe hasta la última letra, bueno prosigo que me pierdo. En ambos casos mis dos conocidos, una muchacha y un muchacho, no pueden evitar herir, sin necesidad aparente de hacerlo, sin necesidad de defenderse de nada, sin que nadie les provoque, escupen y escupen chinas, que comienzan a darte en la cara y no lo entiendes y pronto te recubren, hasta que dices BASTA YA, y te alejas, sin dar explicación, pero te hacen sentir tan mal, que en este mundo donde la flagelación quedó lejos, te alejas sin más, sin entender, quien cargó el tirachinas.
Tal vez, mamá la cuestión es ¿Quién cargó el tirachinas?.
Y ¿Quién fue hija?.
Tal vez, su genética mamá, o la reproducción de medio en el que vivieron.
En ambos casos, porque por azar, pero de ambos conozco el núcleo familiar, las chinas eran continúas, los reproches, los insultos y la falta de respeto en el hogar que les crió eran continúas, ahí podría erradicar su necesidad de conflicto, la eterna necesidad de que nada esté tranquilo, de que cuando alguien cruza el umbral de la puerta ya estés hablando mal de él. Pero lo que no entiendo, es ¿Por qué necesitan reproducirlo continuamente?, ¿Por qué no se relajan un instante, toman aire, y observan la belleza que vive a su alrededor?. ¿Es que no entienden que las piedras al final pararan en la puerta de su conciencia?, cada china les conduce al hogar de su propia soledad.
No puedo entender que existan personas con necesidad de herir, de buscar el momento para recordarte algo que te haga sufrir, que haga que les trates mal, que en definitiva saquen la peor parte de ti. No me siento bien con ellos, estoy en eterna guardia.
¿Qué haré, cerraré el pico, cantaré, me pondré el mp3 de la sonrisa?. ¿Cómo nos escapamos y que formen una nebulosa de un saludo cordial?.
No puedes hacer lo que siempre dices, pasar y punto.
No siempre se puede hija, por eso son un problema. No siempre podemos decir, adiós a las cosas que no nos gustan o nos dañan, ese es el problema, sino, créeme, ya lo habría hecho. Sé que con el tiempo quedan en la nebulosa de tu mente, sé que dejas de felicitarles la Navidad , que olvidas su cumpleaños, que al final, dejas de intentar que se sienta bien a tu lado, que poco a poco les devuelves al gris claro en el que quieres habitar, poco a poco les difuminas de tu mente, pero mientras tienen que estar, mientras forman parte lo cotidiano, se convierten en brujas hirientes, en inaguantables personajes, en moscas cojoneras, y te preguntas…¿Y tú, como coño llegaste a mi vida, a mi mundo de cristal, y porque necesitas herirme a mí y a todos, no sabes que existen otras formas de convivir, que empiezan, en hola buenos días-sonrisa-, que bien estás, como te aprecio, y el mundo comienza a girar, adquiere un color precioso, y todos te pasan a admirar?.
Pero no crecieron en ese entorno, recuerda que a ti te despertaba tu Santa, con una sonrisa, con el vaso de leche, que tanto echaste en falta esta mañana, que decía lo bella que eras, te reñía para que fueras responsable, pero no porque a ella le diera la gana, sin más, no fuiste criada en modelo de convivencia de conflicto, jamás te riñeron sin motivo, y jamás sacaron nada de contexto. Y tu abuelo, recuerdas, “Buenos días y buena olla, hija mía”, mientras te esperaba para ver que ibas a desayunar.
Si, recuerdo el día que encontré a mi abuelo triste una mañana, “ES que no se que le he hecho a Antonio que no me ha dicho buenos días, me dijo balbuceando”…Abuelito, no te ha visto, no llevaba las gafas, mi hermano es miope…mi abuelo estaba compungido, fui a la habitación, Antonio ¿Por qué no has saludado al abuelito?, Nena, porque no lo he visto, me respondió mi hermano…pues sal…y salúdale, está triste….
Tú mamá creciste en ese mundo, y no sabes reproducir el conflicto porque no lo viste, no tiras chinas, porque no te dieron TIRACHINAS, pero ellos, los que motivan tu meditación, ambos, sus modelos fueron tan distintos que reproducen, crean la realidad que conocen, sin entender que tras cada china, se alejan de la persona a la que se la tiraron, aunque esa no es su intención, no es lo que desean, a lo mejor hasta la aman, la necesitan, o forma parte de su proyecto de vida.
¿Por qué tienen necesidad de herir?, ¿Por qué tiran chinas?….no lo sé. ¿Y tú que has leído hasta el final?, ¿tiras chinas?, ¿cuestionas a los demás continuamente?, ¿emites juicios continuamente?, juzgas y juzgas….pues escríbeme, cuéntame porque, para que YO pueda entender, comprender los modelos de convivencia tan ilógicos que a veces me rodean….
Bueno mamá, tú continúa viviendo, aprendiendo, soñando, y tal vez algún día permítete una china….pero nunca dejes que sea piedra, porque nunca, nunca debes de hacer daño.
Hija, un día vi como las chinas pueden pasar a piedras, y decidí SER PRUDENTE, callar ante el necio o el insensato, darme la vuelta y seguir mi camino, porque cuando sucede, cuando una china se convierte en una piedra, cruzas el límite, no hieres; matas, matas ilusiones, y eso ya no tiene vuelta atrás, la persona herida se repondrá, pero tú, tú sólo alcanzas LA SOLEDAD , y esa compañera de viaje, es una carga demasiado dura y que no recomiendo jamás.
Un beso y hasta mañana.
Hasta mañana, mamá, cuando rodeo para no decir nada.
Dije demasiado,.
Un beso.