A veces nos ofuscamos sin entender que lo que sentimos va a primar sobre nuestros pensamientos, nos pasamos la vida rebuscando y creando pensamientos, pero nuestros sentimientos subyacen creando nuevos pensamientos que los indentifiquen.
Un amigo mío se empeña en tener razón una y otra vez, como a un clavo ardiendo, ella le mira con desdén, poseedora de la verdad intangible que la corteja continuamente.
Dará igual quien ostente la razón, al final el sentimiento subyace, y cuando todo sea un recuerdo, nadie les recordará por los pensamientos que tuvieron, sino por lo que ambos sintieron, y ellos sólo recordarán que sintieron sin más.
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