Siempre que vuelvas a casa, después disfrutar de un bonito día, ya que tus días no deben ser de otra manera, encuentra siempre el momento para mirar a la luna, para deleitarte con ella, piensa que la miraron todos los que habitaron la tierra antes que tú, y la miraran todos los que se queden cuando partas.
La luna es el testigo mudo de lo que fuimos, de lo que sentimos, ella recuerda nuestro miedo y nuestro amor, nuestro gozo y nuestra ilusión, porque estuvo ahí mientras habitábamos la tierra.
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