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jueves, 20 de junio de 2013

Milagrosamente...

Ella es como mi madre...afirmaba mi madre al referirse a mí y se equivocaba, me parezco mucho más a ella, de lo que la vida le alcazó para ver, para sentir, al igual que mi madre soy profundamente sentimental y coherente, incapaz de vivir sin amor. Mi Santa era más dura, amaba sin medida pero no se dejaba tomar el pelo, nosotras en cambio tenemos esa forma de ver el mundo perfecto, y pensar que todo puede ser bueno. Mi abuela, distinguía con prontitud lo blanco de lo negro y continuaba.



¿Pero lo has conseguido?.

Si, milagrosamente volví a escapar por la ventana ó por la puerta principal, ¿quien sabe?, es extraño, pero tal vez mi madre tenía razón, y aunque emocional cómo ella, si que me parezco a mi abuela...

Claro que si, Esther reían ambas desde el lugar sin nombre, claro que si. ¿Qué fué lo que me salvó?...Espero poder responderme algún día a esa pregunta.

Supongo que fué mi conviccion de que no se puede vivir sin amor, y que éste no llega, está o no está, supongo que me salvó el creer en el mundo de cristal y la sonrisa perfecta, supongo que me salvó el no mirar el trofeo y si el fondo, supongo que me salvo a mí misma, por mi capacidad de supervivencia, supongo que se mezcló el azar y mi tenacidad, supongo tantas cosas, pero al margen de supuestos, la única realidad es la felicidad que hoy siente mi "mimado" corazón.

¿Se equivoca?.

No, sigue sus instintos, aprenderá a sobrevivir entre ellos. 

Lo que si que se, es que a ellas no les sorprendería nada, su apuesta por mí, me da mucha fuerza.

Hasta mañana amigos.


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