Desde que mi bisabuela llegó a Macisvenda desde el pueblo de al lado El
Cantón, donde mi bisabuelo se prendó de su belleza, de su coraje, de su
capacidad de trabajo y supongo que también de su enorme carácter, que no le
quedaría disimulado durante sus años de matrimonio. Pero junto a ello mi
bisabuelo se encontró con una mujer de gran corazón que antepuso, su cariño y
capacidad como enfermera y matrona, sobre sus propios deseos y
necesidades....Mi bisabuela desde que llegó al pueblo comenzó a ayudar a las parturientas,
era la mayor de ocho hermanos, una mujer inteligente y observadora, la iglesia
la miraba como una institución anclada en un templo que le quedaba lejos, y al
que visitaba por obligación. Pero ella tuvo su religión; "la observación y
que las personas que la rodearan se sintieran bien".
Comenzó por el por el Veinte y terminó "haciendo la eco, a una niña que
nacería tres meses antes que yo...tocaba la barriga de la madre reconociendo
donde estaba cada órgano...sabía cuando nacían, cómo, cómo serían...tras el
parto bajaba durante días a examinar a los niños, ver si orinaban, cómo eran
sus heces, como comían, comprobar que serían seres vivos, sin más. Hasta la siguiente, para ver y observar el gran milagro de la naturaleza,
la fuerza que trae a un niño a la vida y lo entrega a su madre...
Yo fui de las primeras del pueblo en nacer en un hospital, mi bisabuela
llevaba tres meses muerta, pero recuerdo como mi abuela me narraba que temía que
me robaran, y yo ridiculizaba a mi Santa....-Nadie roba niños Santa-. Recuerdo
como mi abuela me contaba que subió por unas insalubres escaleras hasta la
segunda planta...buscándome, temían que me hubieran hecho desaparecer, al ver a
la enfermera conmigo en brazos, yo una niña de 2400 gramos, pequeña y directa a
la incubadora, fea como nadie, pequeña y sin peso...mi Santa, manifestó
que yo no podía ser hija de mi madre...Yo siempre me reían cuando me lo
contaba, luego continuaba diciéndome que temía por mí, en la incubadora para
que me hubiera robado...- Y yo me reía. -Santa quien va a robar a un
niño....(ilusa).
Cuando veo a esas madres como a la mía, cuando veo a esos niños cómo yo, no
puedo evitar sentir un gran amor una vez más por mi abuela subiendo esas
escaleras, guardiana de mi, pensando que le han quitado su supervivencia, la
inmortalidad que otorga los genes y que ella quería cuidar, educar y amar.
Pienso que su idea era real ¿Pero cómo lo sabían y nadie hizo nada?. ¿Qué
España se habitaba donde me podían haber robado y entregado a desconocidos?.
Supongo que fui tan fea que no me robaron, pequeña y escuálida, si hasta a
mi madre y abuela le costaba mirarme...fijaros si me entregan en la familia de
un Capitán general....ja ja ja, estoy de broma, y con estas cosas no se bromea.
Si rebuscamos en el imaginario, no encontramos la palaba adopción en aquellas
fechas, sino la palabra..."te compramos".
Las cosas se hicieron mal, los sin corazón ganaban por su poder a la razón,
pero hoy todo ha cambiado, de manera que esa noticia que oí como producto de
cualquier país latinoamericano y que no creía posible en el mío, ha cogido
fuerza y es real. En España se robaban niños, lo que a mí me sorprendió, a mi
Santa hubiera dejado tan fresca, porque ella lo sabía....No podemos cambiar las
acciones y corazón de esas personas, pero sí que podemos hacer bien las cosas,
facilitar el desenlace y que no se vean abocadas a aparecer en los telediarios
cómo única forma de obtener justicia en algo que nunca debió suceder.
Por lo tanto, querido Estado del Derecho, toca que seas el verdadero padre
de la razón, humillando a la sin razón, y haz valer los derechos de esas madre
y de esos niños que crecieron por Dioses creados a sí mismos, lejos de sus familias.
No es tan complicado, quien adoptó un niño lo sabe, sabe si pagó...que se enfrenten
a sus miedos, que hablen con sus retoños, que pasen al censo, al ADN, y que la
verdad se conozca y asuma sin más....
Yo me imagino habiendo crecido lejos de mi Santa, de mi Abuelo...de mi Macis,
de mis experiencias...y pienso que por mucho amor que hubiera tenido...no
hubiera sido justo. Imagino a mi madre llorándome durante años pequeña, triste,
sin su alegría, la imagino con mis hermanos, y recordándome…y no hubiera sido
justo…
Así que pongámonos manos a la masa todos, que ni los niños son viejos ni los
que les adoptaron han muerto, y solucionemos ésta sin razón.