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lunes, 30 de abril de 2012

Niños robados.

Desde que mi bisabuela llegó a Macisvenda desde el pueblo de al lado El Cantón, donde mi bisabuelo se prendó de su belleza, de su coraje, de su capacidad de trabajo y supongo que también de su enorme carácter, que no le quedaría disimulado durante sus años de matrimonio. Pero junto a ello mi bisabuelo se encontró con una mujer de gran corazón que antepuso, su cariño y capacidad como enfermera y matrona, sobre sus propios deseos y necesidades....Mi bisabuela desde que llegó al pueblo comenzó a ayudar a las parturientas, era la mayor de ocho hermanos, una mujer inteligente y observadora, la iglesia la miraba como una institución anclada en un templo que le quedaba lejos, y al que visitaba por obligación. Pero ella tuvo su religión; "la observación y que las personas que la rodearan se sintieran bien".

Comenzó por el por el Veinte y terminó "haciendo la eco,  a una niña que nacería tres meses antes que yo...tocaba la barriga de la madre reconociendo donde estaba cada órgano...sabía cuando nacían, cómo, cómo serían...tras el parto bajaba durante días a examinar a los niños, ver si orinaban, cómo eran sus heces, como comían, comprobar que serían seres vivos, sin más. Hasta la siguiente, para ver y observar el gran milagro de la naturaleza, la fuerza que trae a un niño a la vida y lo entrega a su madre...

Yo fui de las primeras del pueblo en nacer en un hospital, mi bisabuela llevaba tres meses muerta, pero recuerdo como mi abuela me narraba que temía que me robaran, y yo ridiculizaba a mi Santa....-Nadie roba niños Santa-. Recuerdo como mi abuela me contaba que subió por unas insalubres escaleras hasta la segunda planta...buscándome, temían que me hubieran hecho desaparecer, al ver a la enfermera conmigo en brazos, yo una niña de 2400 gramos, pequeña y directa a la incubadora, fea  como nadie, pequeña y sin peso...mi Santa, manifestó que yo no podía ser hija de mi madre...Yo siempre me reían cuando me lo contaba, luego continuaba diciéndome que temía por mí, en la incubadora para que me hubiera robado...-  Y yo me reía. -Santa quien va a robar a un niño....(ilusa).

Cuando veo a esas madres como a la mía, cuando veo a esos niños cómo yo, no puedo evitar sentir un gran amor una vez más por mi abuela subiendo esas escaleras, guardiana de mi, pensando que le han quitado su supervivencia, la inmortalidad que otorga los genes y que ella quería cuidar, educar y amar. Pienso que su idea era real ¿Pero cómo lo sabían y nadie hizo nada?. ¿Qué España se habitaba donde me podían haber robado y entregado a desconocidos?.

Supongo que fui tan fea que no me robaron, pequeña y escuálida, si hasta a mi madre y abuela le costaba mirarme...fijaros si me entregan en la familia de un Capitán general....ja ja ja, estoy de broma, y con estas cosas no se bromea. Si rebuscamos en el imaginario, no encontramos la palaba adopción en aquellas fechas, sino la palabra..."te compramos". 

Las cosas se hicieron mal, los sin corazón ganaban por su poder a la razón, pero hoy todo ha cambiado, de manera que esa noticia que oí como producto de cualquier país latinoamericano y que no creía posible en el mío, ha cogido fuerza y es real. En España se robaban niños, lo que a mí me sorprendió, a mi Santa hubiera dejado tan fresca, porque ella lo sabía....No podemos cambiar las acciones y corazón de esas personas, pero sí que podemos hacer bien las cosas, facilitar el desenlace y que no se vean abocadas a aparecer en los telediarios cómo única forma de obtener justicia en algo que nunca debió suceder.

Por lo tanto, querido Estado del Derecho, toca que seas el verdadero padre de la razón, humillando a la sin razón, y haz valer los derechos de esas madre y de esos niños que crecieron por Dioses creados a sí mismos,  lejos de sus familias. 

No es tan complicado, quien adoptó un niño lo sabe, sabe si pagó...que se enfrenten a sus miedos, que hablen con sus retoños, que pasen al censo, al ADN, y que la verdad se conozca y asuma sin más....

Yo me imagino habiendo crecido lejos de mi Santa, de mi Abuelo...de mi Macis, de mis experiencias...y pienso que por mucho amor que hubiera tenido...no hubiera sido justo. Imagino a mi madre llorándome durante años pequeña, triste, sin su alegría, la imagino con mis hermanos, y recordándome…y no hubiera sido justo…

Así que pongámonos manos a la masa todos, que ni los niños son viejos ni los que les adoptaron han muerto, y solucionemos ésta sin razón.  

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