La vida es mucho más y mucho menos, lo menos es lo más, y lo más lo menos, no os molestéis en buscarle un significado a lo que acabo de escribir, cómo dice mi amigo Julián…son Tortas metalingüísticas, y ésta vez sin significado ni siquiera para mí, y deseando que sea así. ¿Por qué?. Para exponeros un pensamiento que me asalta desde ayer sobre hormigas y abejas, sobre el tejido empresarial que nos envuelve, y sobre nuestro lugar dentro de ésta sociedad.
Las hormigas trabajan incesantemente, noche y día, y se encuentran en cualquier lugar del planeta, según he leído menos en la Antártida y en otro inhóspito lugar.
Las abejas, menos extendidas, menos trabajadoras, pero a priori para el hombre más productivas, ya que comemos la miel, pero no nos beneficiamos de los depósitos de las Hormigas.
¿Pero si tú fueras empresario, qué producto venderías por su rentabilidad el de las hormigas o el de las abejas?. ¿Te interesaría el producto de las abejas?. ¿Contratarias abejas?. ¿O por el precio de las Hormigas quieres tener abejas?.¿QUIERES QUE LAS HORMIGAS FABRIQUEN MIEL?, por el simple hecho de que deseas pagar a las Abejas como Hormigas. ¿Te gastarías lo que te produce un hormiguero como si tuvieras miel?.
Creo que es ese el problema que tiene nuestro denostado tejido empresarial, sacudido por una feroz crisis que ha dejado en mantillas, a las hormigas, abejas y a sus empleadores. Obtenemos un producto y deseamos que sea ORO, para que no de un Mercedes o un BMW, para que pague el chalet y la casa de la playa, los pobres sufren los desahucios, y los ricos ven mermado su estatus, pero olvidan que el problema viene lejano, desde el momento que queremos extraer ORO de un Hormiguero.
Mi familia siempre ha sido empresaria y empleadores, por todos lados, desde el primer bisabuelo al último. Vi como mi madre organizaba su taller desde que aún no razonaba, como pagaban a los jornaleros del campo a menudo con el trueque de toda la vida, escuché historias de cómo mi bisabuela Concepción(madre de mi abuelo Cecilio), a cambio de patatas, conseguía llenar la bodega con el vino, vamos que le hicieran la vendimia. Y mi bisabuela Rita, tuvo la brillante idea de comprar “mistos”, “cerillas”, en los días previos a la guerra civil, invirtió hasta la última peseta en vez de en comida en cerillas, durante la guerra civil con esas cerilla, mi bisabuelo Juan conseguiría Patatas, pimientos, tomates, pepinillos…en Mahoya, ella supo sin que ningún economista se lo explicara que las CERILLAS serían oro, bueno más bien ella no quería Oro, quería Tomates, Patatas y pimientos…
Mis primos, mis hermanos y yo somos los primeros que trabajamos por cuenta ajena, y los que no, nos rebanamos los sesos con Cerillas. Sólo quiero constatar que no tengo nada contra el tejido empresarial, las ideas brillantes y la capacidad de generar empleo. Que al final cada uno hace lo que puede, y se presupone que sin maldad y sin intención de dañar. Negar eso, sería negar mi origen y las ideas que cada día rondan mi cabeza, porque mis genes guardan los recuerdos de aquellos que organizaban su día a día, y sólo vivían de sus ideas, del trabajo de los otros, y del trabajo de ellos mismos.
Pero últimamente me da la sensación de que confundimos las HORMIGAS Y LAS ABEJAS, Si, mi madre desde los trece años hasta los 35 que murió, dirigió su propio taller, hábil, pactó con mi tata un salario que a día de hoy desconozco, donde pagaba un porcentaje, a cambio mi Tata igual me cambiaba un pañal que terminaba un vestido. Mi madre conseguía que todas las chicas a las que les enseñara, acabaran la faena por la que ella después cobraba a precio de oro. Ella trabajaba como un animal, de verdad, era una máquina de hacer dinero, y era muy feliz con sus creaciones. Pero sabía, hasta donde podía llegar, conocía los límites, sabía que no era Caprile, y que la esperaba un 127 en la puerta de su casa, no un Mercedes, y sabía que la única manera de mantenerse, de seguir en su posición privilegiada era dando una DE CAL Y UNA DE ARENA. Cómo decía mi Santa….”Yo necesito tanto a los jornaleros para que recojan mi cosecha, cómo ellos a mí……es torpe ignorar éste principio”. MI Santa sabía que su almendra era su almendra, el aceite lo propio, el vino…o el llorado esparto…pero sabia que no era la poseedora de una mina de oro, sus tierras nunca serían oro, eran supervivencia, punto. Un Hormiguero nunca dará miel, y si te has gastado el producto como si fuera miel, estás en la ruina, punto.
En la actualidad, a menudo tenemos queremos que las Hormigas nos de miel, cómo hacen las abejas. Queremos conseguir Oro….y eso es imposible. Cada cosa tiene su lugar en el Universo. Y las hormigas tienen un precio y las Abejas otro. Y el mundo ya está creado….nosotros sólo lo vivimos.
¿A dónde quieres llegar mamá?.
A la confusión, la vida laboral es demasiado importante, para que nos confundamos, una hormiga es una hormiga y una abeja una abeja. Tu negocio produce lo que produce y punto, y en la confusión empieza la carrera del desastre, en los malos análisis comienza esa carrera, y eso atañe a las hormigas, a las abejas y a los empresarios, que al final como decía mi abuela, son lo mismo, porque se necesitan, y si entiendes eso antes, te ahorrarás problemas después…
Esther, tu no eres hormiga ni abeja, dijo la abuela desde ese lugar sin nombre, esa es la parte que olvidaste, enterrándola en tu miedo, recuérdalo y sigue viviendo.
Has callado mucho mamá.
El que tenga ojos que lea.
Las tres rieron...