Forjados por la genética, no pueden respirar sin ser ellos mismos, sin el porte que les caracteriza, después se miran al espejo y temen por su vida, recuerdan que fueron destronados, que pasar de señor a mendigo es tan fácil como enamorarse, pero se les olvida...
Luchan contra molinos de viento, los peores, los internos, los que no desaparecen ni siquiera cuando duermes, el caballo que no calla y no sabes dónde comienza a correr, no sabes cómo conseguir lo que deseas.
¿Y si sólo desearás una flor mamá?...
La conseguiría hija.
¿Entonces?.
No es lo que deseo. No es lo que deseo.
Pero al hablar, al mirar, al sentir, al ver el mundo, ellos están ahí, en nuestro interior. Dioses abyectos que no saben vivir sin cazar el menú en un lugar en el que ya no se puede cazar.
Si un día les ves, les reconocerás todavía llevan el porte, la serenidad y el sabor de la ilusión, el saber que existe el mamut que tienen que aprender a re-cazar.
¿Y si desearas una flor mamá?.
Je je je...intrépida, me conoces tan a fondo que sabes que a mí si que me quedará al final la Flor...
Aprende a usar las posibilidades y sigue mirando a la flores, después, cuando llegue el después sólo en ese instante piensa en el Dios que lucha por emerger, en los fantasmas ó dioses que no descansan. ¿Abyectos?, sólo para quien no les entiende...
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